Se acusa de falta de previsión a muchos gobiernos buscando un culpable a la gravedad de la crisis causada por un coronavirus. Todos tienen la culpa de la pandemia por no haber puesto las barbas en remojo al ver las de su vecino arder.
Por ejemplo, yo dejé de visitar clientes y de trabajar. Tuve que sacrificar economía por la salud de todos en la familia. Y eso fue a partir del 25 de febrero cuando ya en Italia era irreversible.
Pero había ido más lejos, ya no encargaba nada desde China, mi principal mercado de partes y piezas, porque desconocía cómo era su propagación.
Comprar online en Aliexpress o Amazon se convirtió en una incógnita y ante la duda era mejor prevenir y evitar.
¿Tan difícil era hacer eso por los todos los gobiernos del mundo para evitar la pandemia? Todos, sin excepción, son culpables por las muertes y la crisis económica sobrevenida.
No le echen la culpa a China, la culpa la tienen todos los gobiernos por irresponsables, por soberbios e imprudentes, por creerse intocables o con un sistema sanitario superior a los demás.
Por no controlar los viajes todos tienen la culpa de la pandemia
Porque primero pasará un camello por el hueco de una aguja que un rico por la puerta de los cielos. Fueron incapaces de parar y fueron los vuelos internacionales de turismo los que propagaron el virus por el mundo desarrollado.
Se cagaron en «propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos«. Expresión latina que significa «cuando veas afeitar la barba de tu vecino, ten la prudencia de poner la tuya a lavar.
Más conocido por el refrán «Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo». Que sugiere previsión, prudencia, prevención. La prevención es la mejor medicina y por la falta de ella estamos pagando todos.
Los gobiernos siguieron permitiendo vuelos desde todo el mundo, EE.UU siguió importando el virus desde cualquier lugar del mundo, Europa lo importó y lo propagó.
Los Coronavirus han acompañado a la especie humana desde siempre. Se encontró con un mundo muy comunicado, con medios de transportes que lo enlazan a escala global y en pocas horas.
El COVID-19 vive su panacea dorada gracias al desarrollo tecnológico del ser humano, a sus ansias de viajar y al descontrol y falta de previsión. A los grandes abismos de desigualdades sociales de los cuales se vale y salta sin importar castas, clases, razas, idiomas o riquezas.
Todos tienen la culpa de la pandemia cuando vieron a Italia sucumbir y no tomar las medidas naturales que haría cualquier ser racional. Cuando recibían noticias desde Asia y se creyeron invulnerables ante la enfermedad y la dejaron llegar a sus pueblos.
Cerrar las puertas a la entrada de los contagios era tan fácil como ordenar dejar en tierra a todos los aviones y en puerto a todas las embarcaciones. Grandes masas humanas cargadas del virus ya se desplazaban por todo el globo.
La falta de previsión e irresponsabilidad de todos los gobiernos del mundo, embebidos y borrachos de una fiebre económica, mandaron al carajo a la más lógica medida, cerrar fronteras.
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Es un análisis muy atinado y en realidad todos los países pusieron su granito de arena para que este virus tan letal se expandiera x el mundo, lo triste de esta historia es todas las muertes que pudieron evitarse, o al menos muchos gobiernos debieron de tomar medidas antes de que hoy se estén lamentando.
Pues ahora lo que hay que hacer es rectificar ya que todos somos culpables, gobiernos y pueblos por no exigirle al gobierno, que para eso los elegimos en las democracias. Rectificar es de sabios y a partir de ahora hay que poner a la salud de todos por encima de todo porque sin un pueblo saludable y bien resguardado y preparado no hay economía que salga adelante.