La función de los abogados no siempre es muy conocida. Muchos ven a los abogados como picapleitos que le amargan la vida a unos y la facilitan a otros.
Nada más alejado de la realidad pues la función de los abogados es más compleja y difícil de lo que se cree.
El abogado debe ser un ejemplo ante cualquier sociedad, que cumple a cabalidad la ley de su país y se ajusta a la foránea mientras viaja. Puede prestar sus servicios a extranjeros o representar a sus nacionales bajo otra bandera.
La función de los abogados no solo es la de representar, defender o asesorar

Un abogado debe estar siempre muy atento a lo que dice u oye decir que lo pueda involucrar o que dañe a otro. Es por eso que ve a los abogados como si no escuchasen lo que a su alrededor pasa.
Su titulación y compromiso con la sociedad le impide la neutralidad ante la violación de la ley, un derecho, una obligación de hacer o no hacer en un momento presente y futuro.
Pero un abogado no puede hacer de oídos sordos, no debe dejar pasar impune al desorden.
- El abogado debe estar consagrado al interés que defiende, siendo diligente en la tramitación de los asuntos y procurar la óptima calidad del servicio que presta;
- actuar con independencia profesional, como derecho y como deben, guardando sólo obediencia a la ley;
- mantener la más estricta discreción sobre los asuntos en que participe con motivo de la actividad profesional;
- educar y practicar la exigencia y respeto consigo mismo y con los demás;
- no incurrir en corrupción ni tolerarla.
No es buen abogado aquel que se mantiene ajeno cuando alguien está indagando sobre un tema dominado por él o ella. Ese es el mejor momento para hacer saber qué hacer o no a esas personas que desconocen las normas. Decir qué derecho les asiste y cuáles son sus obligaciones.
El accionar de los abogados tiene un alto componente educativo
Todo abogado tiene la función de educar a la sociedad entera, cualquiera que sea con quien trate y en cualquier momento. El abogado tiene la obligación de educar y practicar la exigencia y respeto consigo mismo y con los demás. Ha de contribuir con sus experiencias prácticas y a través de la labor de creación intelectual al perfeccionamiento del orden jurídico en general.
El abogado es fiel cumplidor de la ley y debe procurar en su actuación el desarrollo de la conciencia jurídica del pueblo. Por ello, fomentará y cumplirá la disciplina, el respeto y la lealtad a la Constitución y las demás leyes. Debe educarse a sí mismo en la exigencia del orden y del acatamiento de las normas y regulaciones que se establezcan.
En lo descrito en párrafos anteriores está la esencia misma de la función de los abogados en la sociedad. Su contenido no agota la amplia y variada gama de estas por el alto grado de responsabilidad que implica su envestidura.
El núcleo fundamental para explicar la función de los abogados ha sido tomado del código de ética cubano. Según Eduardo Juan Couture Etcheverry los abogados deben comportarse de forma impecable como deja en el decálogo del abogado que escribe.
Decálogo del Abogado
- Estudia: El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
- Piensa: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
- Trabaja: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas justas.
- Lucha: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
- Se leal: Leal con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
- Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
- Ten paciencia: En el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
- Ten fe: Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia. Y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia ni paz.
- Olvida: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
- Ama tu profesión: Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti, proponerle que se haga abogado.
Así deben ser los abogados